11 de abril de 2017

Sobre escombros, trampas de memoria y sonidos del recuerdo.


Por Ian David Briceño.

Marina Moncada nació en junio de 1949, en Managua. Se define como “una escritora tardía pero de lectura temprana”. Es una digna representante de la poesía contemporánea nicaragüense. Sin duda su poesía abriga y expone sus más recónditos sentimientos. Un poemario donde Marina se nos presenta como la niña que creció en la casa llena de música y como la mujer subversiva, inquieta, y disconforme con la realidad cambiante e hiriente. En cada letra destila precisión y extrema sensibilidad. Memoria desplomada constituye la  geografía del corazón de Moncada, mana de evocaciones en las cuales se descubre  así misma sin maquillaje, sin preámbulo mostrándonos los surcos, fragmentaciones y hondura  de su alma. También Marina recoge voces ajenas, “atrapa” esas imágenes y entresueños que hacen ecos en su vida aun después de tantos años.

El poemario  Memoria desplomada de Marina Moncada presenta tres secciones: Escombros de memoria, Trampas de la memoria, y Sonidos del recuerdo. Y un cuento al final del índice titulado, Juegos de azar.

Leo a Marina con honda nostalgia, y veo el tiempo a través de sus letras, un tiempo que recoge minuciosamente soledad, ruinas y emboscada de la memoria, inexorables y  agudos sonidos del recuerdo. Es muy difícil leer Memoria Desplomada y no sentirse un poco humano, ligeramente desgraciado.


Memoria Desplomada.

Mi memoria se partió en dos:
posa oronda al lado
de la vida desenfadada
la otra se diluye
entre ayeres y mañanas
Afanado no busques la de antes,
la que desplomaste
y si la encuentras recuerda
que tus balas no fueron de salva
tampoco intentes arrancarle los perdigones
La muerte, no lo olvides
es un asunto solitario
así es que déjala
desangrarse en paz.

Carboncillo

Estoy de nuevo frente a la página.
Con una sola línea obscurezco
su blanco cegador
frustrada, la borro con
el extremo del carboncillo.
La tiro a la basura
pero quedan huellas
sobre las que repinto tu rostro
reflejado en mi sombra.



Sin previo aviso

Quedé con los recuerdos en la punta de la memoria.
Sin previo aviso...
“El amor ordenado -decías- es para el resto de la gente;
es mejor la pasión enmarañada,
donde los detalles ocupan un ínfimo espacio”.
Prevaleció despejado el desorden
de nuestros encuentros, cuando el mundo 
estaba a nuestro entero favor.


Panorama

El tiempo me lleva colgada en su espalda,
desde lo alto veo pasar la vida en panorámica
apresuro el paso y alcanzo a ver los restos:
memoria explayada en el recuerdo
tu sombra sobre mi cuerpo.

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